Es concebible que las diversas piezas de parafernalia asociadas con el budismo se produjeran por primera vez en Kioto alrededor del siglo VIII, cuando los monjes Saichou y Kukai estaban ejerciendo su influencia sobre el budismo Heian.
Sin embargo, no fue sino hasta principios del siglo XI cuando el trabajo en esta variedad de artículos comenzó en serio. Fue entonces cuando Sadatomo, un escultor de imágenes budistas, instaló el taller de Bussho cerca de Hichijo, en Kioto, y reunió a su alrededor especialistas para fabricar los diversos artículos necesarios.
No es de extrañar que esta artesanía se haya desarrollado en un entorno como el de Kioto, que alberga las sedes de unas cien sectas diferentes y cerca de 3000 templos, así como innumerables tesoros nacionales y bienes culturales. Este trabajo es nada menos que una cristalización de la habilidad y el espíritu que han logrado reunir bajo una sola bandera una amplia variedad de habilidades y técnicas diferentes ejercidas por maestros en cada campo. Los diseños de los muchos artículos elaborados son diferentes para cada secta, al igual que la forma en que se usan las cosas. En todos se debe contemplar la fabricación de artículos de madera y metal, la representación en madera tallada de Buda y otras imágenes budistas.