Estrechamente relacionado con la propagación del budismo en la zona, el bordado se introdujo desde Kioto en la provincia de Kaga en el periodo Muromachi (1392-1573) y se usó para decorar adornos religiosos como paños de altar y sobrepellices usados por los monjes.
Durante el periodo Edo (1600-1868), se utilizó el bordado para decorar muchos objetos personales y prendas como la llamada jinbaori, que fue usada por los líderes militares cuando entraron en batalla. El kimono que usaban las damas nobles también se bordaba a veces y la elegancia digna de tales prendas las complacía enormemente. Con el atento patrocinio de sucesivas generaciones de líderes del clan Kaga, que valoraron y promulgaron la cultura y el aprendizaje, Kaga Nui desarrolló características individuales y un grado de perfección para estar a la par que el Kanazawa Haku y el Kaga Yuzen.

El atractivo de los motivos y patrones que están bordados con mucho cuidado con una paleta completa de sedas de colores, así como hilos de oro y plata es, sin duda, una de las características especiales de Kaga Nui. Su luminosa y cálida belleza personifica la naturaleza cortés de esta provincia próspera y la sinceridad y el sentido de orgullo de su pueblo, fomentados por las condiciones naturales duras de esta zona del archipiélago. Como en el pasado, el bordado se usa hoy en día para decorar prendas de alta calidad, incluido el kimono, así como el obi y el fukusa, una funda para el caddie del té utilizada durante la ceremonia del té. Los paneles bordados para las pantallas también se fabrican junto con otros artículos decorativos.