Parece que la fabricación de la cerámica se inició durante el período Sengoku (1428-1573), cuando se realizaban las tejas para colocar en el techo de un castillo en Aizuwakamatsu. Luego, durante los primeros años del período Edo (1600-1868) Hoshina Masayuki, que lideraba el clan Aizu, vio la necesidad de ofrecer mecenazgo a la fabricación de cerámica y la producción de lo que se convirtió en vajillas Aizu Hongo Yaki, que prosperó bajo la supervisión del clan. Esto posteriormente llevó a la fabricación de piezas de cerámica cotidianas que usaba toda la población en general. La producción de cerámica aquí sufrió mucho debido a las luchas antes de la Restauración Meiji en 1868 y como resultado de un incendio devastador en el período Taisho (1912-1926). Sin embargo, la industria se recuperó y todavía podemos encontrarla a día de hoy. Tiene la distinción de ser la zona más antigua en la que se produce porcelana blanca en toda la región noreste de Japón.

Tanto la cerámica como la porcelana se fabrican aquí. En algunos casos, tanto la cerámica como la porcelana se producen en el mismo horno. La porcelana se esmalta con celadón y hay muchas otras vajillas que se producen usando colores que derivan tanto de pigmentos japoneses como occidentales. La cerámica que se fabrica tiende a ser muy práctica. Algunas de estas piezas usan esmaltados tradicionales de color ámbar y ceniza. Una gama completa de vajillas de mesa se realizan junto a tazas y teteras de té, floreros y frascos de sake y tazas.