Al comienzo del periodo Kamakura (1185-1333), el área de Kawanabe destacó por sus conexiones con el budismo. Kawanabe, una poderosa familia local que dominaba la parte sur de lo que hoy es la prefectura de Kagoshima y los supervivientes de la familia Heike que fueron derrotados en Dannoura, comenzaron a celebrar servicios conmemorativos y a predicar la palabra de Buda a lo largo de un barranco de agua clara en Kawanabe-cho.
Muchos monumentos, tumbas y grabados Sanscrit que se dice que fueron hechos por ellos aún permanecen en la pared de roca de 500 metros de altura. Después, en 1200, se construyó Hoko-in, un templo dedicado a la iluminación suprema de Kawanabe, lo que aumentó aún más la popularidad del budismo. Se cree que las habilidades y técnicas utilizadas en la fabricación de Kawanabe Butsudan se afianzaron como resultado de circunstancias locales.
Estos altares representan una confluencia del trabajo de los artesanos de siete áreas diferentes de trabajo: carpintería inicial, construcción del santuario interior, varias piezas de talla, fabricación de accesorios, trabajos de laca decorativa de oro y plata maki-e, trabajos de laca plana y perfeccionamiento. Con su artesanía reivindicada, estos altares están bien hechos en cada detalle, son robustos y tienen un precio razonable.