Aunque el teñido de telas negras tiene una larga historia que se remonta al siglo X, parece que no fue hasta el siglo XVII que se estableció como una artesanía reconocida por incluir escudos familiares.
A mediados del período Edo (1600-1868), binrouji-zome, usando el color índigo y otros tintes para teñir los tejidos previamente, dominó la artesanía que se convirtió en una de las preferidas de las clases guerreras. Luego a principios del período Meiji (1868-1912), su aplicación se propagó extensamente debido a que haori, el negro corto encima del kimono blasonado con escudos familiares en la parte posterior, entró en un uso más general en ocasiones formales. Gradualmente, con la introducción de las técnicas de teñido aprendidas de los británicos y las investigaciones realizadas en colorantes en Francia y Alemania, la técnica más bien laboriosa del binrouji-zome fue abandonada y las técnica actuales de colorantes de tinta, así como otras dos, la sandokuro y la kuro-senryo, se establecieron firmemente.

Se usa la seda y con la finalidad de perfeccionar la profundidad y el tono sutil del negro, la tela se tiñe previamente con carmín e índigo, usando colorantes químicos. La aplicación de los escudos familiares se realiza o bien con pintura a mano o bien con plantilla. El material para los nudos y las bandas para los brazos se producen junto a telas para kimonos y el tradicional haori que se lleva en ocasiones formales.